Cotaneros

Bajo el nombre de cotanero se ha conocido tradicionalmente en las cofradías zamoranas, sean o no de Semana Santa, a la persona encargada de hacer efectivas las cuotas de los cofrades, así como de avisar a los actos e, incluso, del mantenimiento y cuidado de algunos objetos, de que las imágenes estén limpias y cuidadas, etc.

Aunque el término cotanero no aparece en ninguno de los diccionarios al uso, es un claro derivado de la palabra Cuota, significando, por tanto, el recaudador de las cuotas; finalidad hoy apartada de su persona, ya que se encargan de hacerlo los cobradores.

Durante los siglos XVII, XVIII y XIX, cotanero y vicario son términos que se confunden habitualmente, dándose indistintamente cualquiera de esos nombres a la misma persona; aunque otras veces aparecen como oficios perfectamente diferenciados.

Y es que el vicario es en realidad una persona en la que delegan funciones, fundamentalmente mecánicas, los mayordomos o directivos. Funciones que casi siempre se refieren a que cuide que los pasos estén en perfecto estado.

La figura del cotanero, o vicario, es tan antigua como las propias Cofradías, apareciendo ya en sus primeros documentos como un personaje perfectamente consolidado y necesario; y suelen declararse sus funciones en los Estatutos.

En los reglamentos que se aprueban en el siglo XIX, se suelen citar como sus obligaciones la de avisar a todos los hermanos para las juntas y entierros; cobrar las cuotas y multas; armar y desarmar las pasos; limpiar los faroles y otros efectos; hacer todo lo que el administrador le ordenara en beneficio de la cofradía. A cambio, recibiría una retribución anual a la que se añadiría una cantidad que le pagarían los mayordomos.

Nos encontramos con otra característica importante: los cotaneros realizan un trabajo asalariado.

En nuestros días se han ido produciendo una serie de cambios de gran interés: han ido abandonando las tareas cobratorias y de aviso, para convertirse en los encargados del mantenimiento de los pasos y mesas, y de los demás objetos; cuidando de que todo esté en orden para la procesión e, incluso, tareas de coordinación durante el desfile procesional. En algunos casos suelen asistir a las juntas directivas, en las que llegan a participar como un miembro más.

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