Música y sonidos

La música de la Semana Santa de Zamora tiene notable relieve y sirve de complemento a las procesiones.

Música vocal

En Semana Santa participan coros polifónicos, de voces mixtas y voces graves.

Frecuentemente marchan dentro de las comitivas ataviados como el resto de los hermanos o penitentes, aunque a veces interpretan sus cantos desde el exterior del desfile.

Destaca el canto del Miserere del P. Alcácer en la noche del Jueves Santo durante la procesión del Yacente que es sin duda uno de los momentos cumbre de la Pasión zamorana. Este acto se realiza desde el año 1953 en la plaza de Viriato y es retransmitido en directo para todo el país a través de RNE.

Un día antes, en la madrugada del Miércoles Santo, tiene lugar uno de los momentos más conmovedores de la Semana Santa zamorana, cuando el coro de la hermandad del Santísimo Cristo del Amparo rompe el sobrecogedor silencio de la noche y entona en la plaza de San Claudio de Olivares el miserere popular alistano mientras la procesión regresa a su templo de partida. Merece también mención la Salve a la virgen de la Esperanza o de la Soledad.

Música instrumental

Las bandas de cornetas y tambores abren muchos desfiles a modo de banda de cabecera.

Las bandas de música se sitúan tras los grupos escultóricos e imágenes de devoción.

El repertorio es amplio y variado. Predominan las composiciones de corte fúnebre sobre las denominadas "de procesión".

Muchas cofradías e imágenes cuentan con marchas procesionales dedicadas. Sin duda alguna, la música que mejor define la Semana Santa de Zamora es la marcha fúnebre de S. Thalberg.

Existen varias ediciones fonográficas que recogen las marchas más tradicionales y algunas de las dedicadas específicamente a las procesiones de Zamora. Destacan las de la Banda de Música de la Agrupación de Infantería de Marina de Madrid​ y de la Banda de Música de Zamora.

Entre los sonidos que caracterizan la semana santa destaca el Merlú, que consiste en un toque de corneta y tambor destemplado. También es frecuente el uso de esquilas, especialmente la figura del barandales, que anuncia la llegada de las procesiones, así como de matracas y carracas.

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